Espectacularización de la política

De WIKIALICE
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Es una de las metáforas más usuales sobre las relaciones entre el sistema mediático y el sistema político. Por un lado, los espectáculos de la política son acontecimientos construidos por la industria de la información, o por los equipos de spinning, que colocan el público en la condición de espectador. En este sentido, el concepto «espectacularización de la política» indica los emprendimientos de la industria de la política, o las construcciones del mundo de la información, para producir eventos, situaciones, discursos e intrigas relacionados con el campo político, y con sus actores, que despierten la atención del público. Así pues, la política contemporánea es un spectaculum porque se dedica a producir situaciones que tienen como objetivo conquistar el campo de la visibilidad pública controlado por los filtros de los medios de comunicación. En el sentido etimológico, la espectacularización de la política es algo realizado por actores en la esfera de la visibilidad pública que es contemplado o admirado por espectadores. No obstante, existen otros sentidos de la aproximación contemporánea entre la política y el espectáculo.

En el sentido dramatúrgico, el concepto «política-espectáculo» subraya específicamente el aspecto teatral de la actividad política. En este sentido, la política es vista como una representación que tiene personajes principales y secundarios, papeles figurados, conflictos, palcos de visibilidad, bastidores, escenarios, directores de la representación, intrigas y desenlaces. En un ensayo publicado en 1977, Roger-Gérard Schwartzenberg sostiene, justamente, que la política de las ideas ha dado lugar a la política de la personalidad donde «cada dirigente parece elegir un determinado papel, como en un espectáculo» (Schwartzenberg, 1977: 7)[1]. De hecho, ha sido Schwartzenberg quien ha traído para el debate público expresiones como «industria del espectáculo político», «médiapolitique», «cine del poder», «star system en politique» o «Estado-Espectáculo», conceptos que se han convertido en expresiones clave para los investigadores que estudian la intersección entre la política y el sistema de los medios de comunicación.

Pero el funcionamiento de la política-espectáculo en términos dramatúrgicos también se suele explicar mediante un clásico trabajo sociológico sobre las interacciones sociales publicado en 1956. En The Presentation of Self in Everyday Life, Erving Goffman explica cómo los individuos tratan de adaptar al escenario su comportamiento, intentando proyectar una imagen propia que sea más o menos compatible con la impresión que el individuo desea evocar[2]. Los aspectos o características de la personalidad que importan destacar constituyen lo que Goffman designa por región frontal (stage). Por otro lado, los aspectos que no se consideran apropiados o que pueden afectar la imagen que el actor trata de proyectar hacia el palco, son suprimidos o ocultados en lo que Goffman califica por bastidores o backstage. No obstante tratarse de un trabajo sobre las interacciones sociales, el libro de Goffman es una de las referencias principales sobre la representación teatral de la actividad política y el modo como los actores políticos se presentan ante el público a través de los medios de comunicación. De hecho, un autor como Balandier[3] cree que la democracia contemporánea necesita de la espectacularización ceremonial del poder. Mediante un enfoque antropológico de la espectacularización de la política, Georges Balandier considera que la producción de imágenes y de apariencias, la manipulación de símbolos y la capacidad de crear efectos emocionales, transforman el poder en un «teatro de ilusiones» y el Estado en un «Estado-espectáculo».

En efecto, Balandier subraya que el poder político, para ganar legitimación y consentimiento, recurre a la dramatización litúrgica, a fórmulas y estereotipos, a la enfatización ceremonial y al poder de las imágenes y de los símbolos en la «fiesta política». Le pouvoir sur scène constituye, de hecho, una obra fundamental cuando se habla de los espectáculos del poder político. De todos modos, es conveniente subrayar que el mundo del periodismo no se mantiene al margen de la construcción de los espectáculos da la política. En un matiz teórico muy próximo de la filosofía del lenguaje, Murray Edelman analiza la construcción de la realidad política por el lenguaje de los medios de comunicación, aproximando la política y el espectáculo a través de la construcción de las narrativas políticas contemporáneas. Para Edelman, las historias periodísticas evocan un espectáculo que es una construcción, una interpretación que refleja dimensiones emocionales, cognitivas, sensoriales y, sobre todo, lingüísticas (Edelman, 1988: 105)[4]. En Constructing the Political Spectacle (1988), Edelman habla de la política espectacular construida por los medios de comunicación en una perspectiva más lingüística y menos sociológica. No obstante, y independientemente del enfoque teórico, la espectacularización de la política se refiere a los aspectos de la actividad política que han sido redimensionados en función de los medios, recursos y lenguajes de la comunicación y de la cultura de masas.

Véase también

Referencias

  1. Schwartzenberg, R. G. (1977): L’État Spectacle, Le Star System en Politique, París: Flammarion.
  2. Goffman, E. (1959): The Presentation of Self in Everyday Life, Londres: Penguin Books.
  3. Balandier, G. (1980): Le Pouvoir sur Scènes, Éditions Balland.
  4. Edelman, M. (1988): Constructing the Political Spectacle, Chicago: The University of Chicago Press.


Autor de esta voz

Hélder Prior